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Todos alguna vez hemos oído hablar de la fatiga e incluso la hemos experimentado. Actualmente, se habla mucho de la fatiga cognitiva, siendo una queja habitual en los consultorios médicos. Es que ya no basta con sentir el cansancio físico, ahora también es la mente la que está manifestando estar agotada.
Presentar fatiga cognitiva no es necesariamente algo malo, pero sí es algo que debería preocuparnos para dar con su pronta solución, ya que a largo plazo podría traer consecuencias importantes que comprometan nuestra salud mental.
¿Habías oído hablar de este tipo de fatiga? ¿La has experimentado? Te invitamos a conocer más sobre este padecimiento, sus síntomas, causas, consecuencias y cómo es posible combatirla.
¿Cómo se define la fatiga cognitiva?
La fatiga cognitiva puede explicarse como un cansancio mental, donde realizar tareas que requieren de concentración o análisis, se vuelve muy difícil. Incluso la memoria suele verse afectada por este tipo de fatiga, donde es muy complicado recordar hasta las cosas más simples.
Tener fatiga cognitiva no quiere decir que se están perdiendo capacidades mentales, ni que tengamos un problema neuronal, es solo consecuencia de situaciones extenuantes que no hemos logrado gestionar, como preocupaciones, ansiedad, estrés o algún problema en específico que nos produzca angustia.
A pesar de que la fatiga es un síndrome reversible, si no se hace algo por evitarla, podría volverse crónica y es cuando nuestras capacidades cognitivas pueden verse afectadas a largo plazo o simplemente ser el detonante de otras patologías más serias.
Diferencias entre fatiga cognitiva y fatiga muscular
Cuando hablamos de fatiga muscular, mencionamos síntomas que involucran a diferentes partes del cuerpo y lo difícil que se le hace a la persona moverlas. Normalmente la fatiga se entiende como cansancio extremo, falta de energía, problemas de respiración, dolor muscular, pesadez en el cuerpo y abundante sueño.
La fatiga cognitiva puede llegar a compartir algunos de estos síntomas, además de afectar la memoria y la capacidad mental. El cansancio general y el sueño es uno de los que tienen en común. El detalle con la fatiga cognitiva, es que también afecta la motivación del individuo, ya que al no poder hacer sus actividades de manera regular, sin haber realizado ningún tipo de esfuerzo físico o mental previo, la persona pierde el deseo de continuar con su rutina diaria, lo que produce un cansancio a nivel emocional que puede llegar a sentirse como físico.
Por esta razón, puede llegar a confundirse la fatiga cognitiva con la física, ya que ese cansancio mental tiende a somatizarse al punto de llegar a sentir debilidad muscular y cansancio extremo.
¿Cómo se evidencia?
Es normal que en algún momento del día experimentemos algún déficit de nuestras habilidades cognitivas, sin embargo, cuando sucede con más frecuencia, es cuando estamos en presencia de la fatiga mental. Estos son los síntomas más frecuentes:
- Cansancio: Este cansancio puede llegar a sentirse físico, especialmente cuando se intenta pensar sobre las actividades que se requieren realizar durante el día y comienza a sentirse la pesadez mental y física.
- Aburrimiento: No es el aburrimiento habitual que aparece cuando no hay nada interesante que hacer. Este aburrimiento se presenta de manera constante, ya que no hay muchas actividades que logren emocionar a la mente, permaneciendo en ese estado de hastío.
- Falta de interés: Similar a lo que ocurre con el aburrimiento, la mente no es capaz de entretenerse ni interesarse por casi nada, lo que todo resulta desmotivante.
- Falta de atención: La fatiga cognitiva nos lleva a permanecer desconcentrados de las actividades. Incluso, podemos estar haciendo algo en concreto e ir olvidándonos lentamente de lo que hacemos hasta dejarlo de hacer sin darnos cuenta.
- Problemas de memoria: Las cosas más simples y cotidianas comienzan a olvidarse con mayor facilidad que antes. Este síntoma se relaciona mucho con la falta de atención.
- Problemas de concentración: Cuando se intenta concentrar, todo se nos hace muy difícil y comienza a sentirse irritabilidad. Además, la frustración al no poder concentrarse lleva a la falta de interés y sueño.
- Procesamiento lento: Quien padece de fatiga cognitiva, al tener problemas de concentración y de interés en las actividades que realiza, le toma mucho más tiempo de lo habitual procesar cualquier información que requiera de razonamiento o esfuerzo mental.
¿Qué produce la fatiga cognitiva?
La fatiga cognitiva está asociada a problemas emocionales como las preocupaciones, el estrés y la ansiedad. Permanecer enfocado durante mucho tiempo en las dificultades propias de la vida, como las deudas, las enfermedades, conflictos familiares y cosas por el estilo, va produciendo un desgaste mental y emocional que resulta en este síndrome.
Además, estas dificultades también tienen un impacto en los hábitos de las personas, haciendo que no duerman la cantidad de horas que necesitan y que no se alimenten de manera adecuada, lo que tiene un efecto en el funcionamiento del cerebro, haciéndolo propenso a sentirse poco eficiente ante las actividades más cotidianas.
¿Cómo afecta nuestra vida diaria?
Son muchas las formas en que la vida de una persona con fatiga emocional se ve afectada, desde su relación con otras personas, hasta la manera en la que se desenvuelve laboralmente.
- Rutinas menos activas: La fatiga cognitiva poco a poco va mermando las ganas de realizar tareas cotidianas, como el aseso y la organización del hogar, ejercitarse y las actividades de ocio, reduciendo la rutina diaria a las cosas que solo se hacen por obligación, como la comida y el trabajo.
- Baja del rendimiento laboral: Al tener tantas deficiencias cognitivas, desempeñarse a nivel laboral resulta muy difícil, incluso poniendo el mayor de los esfuerzos. El resultado es más cansancio y una notable baja del rendimiento.
- Aislamiento: Las personas con fatiga cognitiva tienden a desarrollar desmotivación, especialmente hacia las actividades de ocio, en muchos casos porque es difícil para ellos conseguir entretenerse con cualquier cosa. Lo que deja como resultado el aislamiento con el entorno social.
¿Es posible combatirla? ¿Cómo?
Como ya mencionamos anteriormente, la fatiga es un estado reversible, así que es posible combatirla con un poco de esfuerzo y mucha fuerza de voluntad.
Lo primero que hay que hacer para solucionar el síndrome de la fatiga cognitiva, es detectarla, darse cuenta de los síntomas y entender que hay que hacer algo al respecto. Esa es la parte fácil. La parte difícil es enfrentarse con buena disposición a revertir los daños que causa.
La mayoría de las personas que intentan poner su vida en orden y enfrentarse a la fatiga terminan fallando al primer intento, ya que ponen todas sus energías en intentar retomar una rutina normal. Cuando la clave es ir cambiando las cosas poco a poco.
Empezando por dormir la cantidad de horas adecuadas, continuando con una buena alimentación y lo demás se va a ir organizando con el paso del tiempo. Es necesario tenerse paciencia para lograr las cosas que se hacen difíciles, no castigarse por haber intentado y fallado, al contrario, motivarse a seguir.
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